En Perú la danza de las cifras sobre cultivos de coca, también tiene lugar cada año, y se utiliza para fines políticos de los gobiernos con nulo beneficio para las comunidades campesinas.
En estas semanas, mientras que nuestro país se debate entre la pandemia matadora del COVID-19 con casi 500,000 contagiados y 45,000 muertos, una crisis económica hambreadora que ha provocado entre 2.5 y 4 millones de desempleados y una crisis política de enfrentamiento de poderes que viene de largo – al menos desde mediados del 2017 si no antes -, Devida y la Cancillería han desarrollado, una vez más, una polémica en relación con las cifras sobre cultivos de hoja de coca para el año 2019 que ha publicado la Oficina de la Política Nacional para el Control de Drogas de la Casa Blanca de los Estados Unidos .

Esta “danza de las cifras” se presenta todos los años en el Perú y en los otros dos países andinos en donde se la cultiva y consume coca, que confronta los informes oficiales de las instancias nacionales de lucha contra el tráfico de drogas y la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por su sigla en inglés) con las que emite la Oficina de la Política Nacional para el Control de Drogas de la Casa Blanca (ONDCP, por su sigla en inglés). La diferencia es sustancial en el Perú.

Mientras la agencia antidrogas Devida y la Cancillería peruana dicen que en el 2019 se cultivaron 53,000 has de coca, la agencia estadounidense en su informe publicado el 31 de julio en Washington dice que son 72,000 has sembradas. Pero no sólo eso, sino que la ONDCP ha dicho que en el Perú se están produciendo 705 TM de cocaína, pero Devida señala que no es tanto, sino solo 400 TM en el 2019. Pero lo real no es esta polémica que la denomino “danza de las cifras” sobre lo que he escrito antes, sino la estrategia errada que se lleva a cabo desde hace décadas en el Perú, por imposición justamente del gobierno de los Estados Unidos: una estrategia cuya “bala de plata” es la erradicación de cultivos de coca y el llamado desarrollo alternativo, que no es lo uno ni lo otros.

En esta historia, que ya lleva más de 40 años de “guerra falsa”, el gobierno de los Estados Unidos pone como condición para darle un “certificado de buena conducta” y proporcionar su “cooperación económica” a los países andinos, tomando casi como único indicador la disminución de los cultivos por la vía de la erradicación. En su informe mencionado, dicen que: “El cultivo de coca (la planta utilizada para producir cocaína) en Perú aumentó significativamente a 72,000 hectáreas en 2019, con una producción potencial de cocaína pura de 705 toneladas métricas. Estados Unidos sigue apoyando la sólida asociación con Perú y los esfuerzos de erradicación del gobierno peruano en 2019, incluida la erradicación en áreas de alta producción de coca en Puno y la realización de operaciones por primera vez en el Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM). Si bien Estados Unidos reconoce el compromiso del gobierno peruano y las fuerzas de seguridad, se necesitan resultados concretos para revertir la tendencia nociva del aumento del cultivo y la producción de cocaína, especialmente en las regiones de VRAEM y Puno”.

Jim Carroll, el director de esa oficina estadounidense de lucha contra las drogas ha señalado en ese informe que: “El cultivo de coca en Perú y en toda la región andina de América del Sur sigue siendo una amenaza significativa para el pueblo estadounidense. Es por eso que el presidente Trump ordenó un aumento en las operaciones antinarcóticos para llevar la lucha directamente a los carteles de la droga. Este aumento ya ha evitado que 183,521 libras de cocaína ingresen a los Estados Unidos, lo que resulta en una pérdida de $ 2,1 mil millones en ingresos para los carteles de la droga. Como parte de su asociación con los Estados Unidos, Perú debe expandir sus esfuerzos para frenar el cultivo y la producción de coca. La Administración Trump sigue comprometida a llevar ante la justicia a quienes se benefician del tráfico de drogas con el objetivo singular de salvar vidas estadounidenses».

La oficina de los Estrados Unidos se adelantó al informe que debió publicar Devida hace rato sobre este tema. Es necesario anotar que desde el 2017, Devida y la ONUDC, a diferencia de las instancias gubernamentales antidrogas de Bolivia y Colombia, se ha demorado varios meses en publicar el informe anual sobre este tema, el mismo que debió hacerlo entre junio y julio de cada año. La historia ha sido así :

1) 2015: Bolivia emitió su informe el 18 de agosto, Colombia lo hizo el 2 de julio y el Perú el 15 de julio.
2) 2016: Bolivia el 5 de julio, Colombia el 8 de julio y Perú el 13 de julio,
3) 2017: Bolivia el 18 de Julio, Colombia el 18 de julio y Perú el 5 de diciembre … con mucho retraso.
4) 2018: Bolivia el 22 de agosto, Colombia el 26 de junio y el Perú el 21 de diciembre … con mayor retraso aún.
5) 2019: Bolivia el 22 de agosto, Colombia el 26 de junio y Perú … aún no lo publica.
6) 2020: Bolivia el 29 de julio, Colombia el 28 de julio y el Perú … no lo publica y dice que lo publicará en octubre debe dos años.

¿Ineficiencia o deseo de esconder cifras frente al fracaso de una política que, pese a declaraciones en contrario, pone por delante la erradicación de la hoja de coca y no el desarrollo rural? Nos inclinamos a pensar que es lo segundo, sobre todo en el VRAEM en donde se ha erradicado poco, en realidad casi nada y, además el llamado desarrollo alternativo va de fracaso en fracaso. En el 2019 se erradicaron 130 has de las 21,000 has sembradas que existen en el VRAEM, erradicadas básicamente en Vizcatán del Ene que pertenece al distrito de Pangoa en Satipo, lo que provocó un enfrentamiento de colonos con nativos debido a la invasión de sus territorios.

Pero veamos que dicen Devida y la Cancillería en relación con la polémica sobre cifras. El presidente ejecutivo de Devida, Rubén Vargas Céspedes, declaró el 1ro de agosto del 2020 que “existen serios errores de cálculo en el reporte publicado por la ONDCP de los Estados Unidos sobre la superficie cultivada con hoja de coca en el Perú para el año 2019, ya que se ha sobredimensionado en más del 35% el crecimiento de estos cultivos ilícitos, poniendo en duda el sostenido compromiso del Perú en materia de lucha contra las drogas” . Las diferencias entre cifras de ambas partes en conflicto, pueden observarse en el siguiente cuadro:

Año Cultivos de Coca Hectáreas Cocaína equivalente en TM
Devida-UNODC
ONDCP Devida-UNODC
ONDCP
2012 60,444 50,500 464 307
2013 49,760 59,500 435 359
2014 42,935 46,500 356 353
2015 40,277 53.000 338 409
2016 43,871 44,000 410 408
2017 49,870 49,800 491 486
2018 56,852 52,100 560 505
2019 53,000 72,000 400 705
Elaboración: Hugo Cabieses, 6 de agosto 2020.
Fuentes: Comisión VRAEM del Congreso de la República,
Informes Devida/UNDCP 2012-2017 y ONDCP.

Las principales objeciones señalando errores de Devida, a las que se sumó la Cancillería peruana, en un comunicado público – antes de la censura al Gabinete -, que le achacan a las cifras de la ONDCP son:

1) El primer error de la ONDCP radicaría en no haber tenido en cuenta a las hojas de coca que se destinan al consumo tradicional y a los usos industriales, que en el Perú son legales y que, de acuerdo con un estudio realizado el 2019 por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) por encargo de Devida , poco más de 9,000 hectáreas de hoja de coca se destinan a abastecer esta demanda tradicional e industrial lícita para cerca de 6 millones de peruanos que consumen hoja de coca todos los años, asunto que le ha sido señalado a la ONDCP desde el año 2018.
2) El segundo error de la ONDCP es que no se estaría considerando la superficie erradicada en el 2019 que superó las 25,000 has, con lo que según Devida, no se ha reconocido el enorme esfuerzo que hizo el Estado peruano para erradicar los cultivos que invadían parques nacionales y territorios de comunidades nativas, señalando que más de 18,000 hectáreas de las 25,000 que fueron erradicadas durante el 2019 no fueron consideradas al momento en que la ONDCP emitió sus cifras, con lo que, sostiene DEVIDA, la superficie cultivada superaría ligeramente las 53,000 hectáreas y no las 72,000 que indica erradamente el estudio de la ONDCP.
3) El tercer error de cálculo es la estimación de la producción potencial de cocaína, ya que la ONDCP debería tener en cuenta las más de 100 toneladas de cocaína que no se producen con la hoja de coca que se destina al consumo tradicional e industrial y que, debido a las acciones de erradicación de cultivos ilícitos, se evitó la producción de poco más de 206 toneladas de cocaína, ambas cifras – 100 más 206 – deben restarse a las 705 toneladas que la ONDCP estima de manera errada, con lo que en total la producción potencial no habría superado las 400 toneladas métricas.
4) Estos errores según Devida, fueron advertidos mediante comunicaciones telefónicas y notas diplomáticas de la Cancillería a la ONDCP y al Departamento de Estado de los Estados Unidos, pero a pesar de ello, la ONDCP ha persistido en estos errores de cálculo que generan una lectura errada sobre el importante esfuerzo que viene haciendo el gobierno peruano en la materia.

Por otro lado, Devida informa que las cifras oficiales sobre cultivos ilícitos de coca se publicarán en octubre del 2020, en el marco del Sistema de Información para la Lucha Contra las Drogas (SISCOD) de Devida con el apoyo de Unión Europea y el acompañamiento metodológico de UNODC, materializando el modelo peruano para el monitoreo de cultivos ilícitos y de cocaína, así como información histórica detallada a nivel distrital.

Lo real es que la “danza de las cifras” continúa y el fracaso de la lucha contra las drogas también.

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Hugo Cabieses es un reconocido analista de asuntos geográficos, socioambientales y de producción de coca en Perú. Este texto fue publicado originalmente en www.otramirada.pe y nos fue compartido por el autor para su publicación aquí.