• Intervención en la sesión #66 de la Comisión de Estupefacientes de las Naciones Unidas.

     

    Viena, marzo 16/2023-. Mientras la ONU anunciaba un aumento de 35 por ciento de los cultivos de coca en el mundo, desde Viena, la corporación Viso Mutop, reveló que tras 20 años de fumigación con glifosato se ha afectado el medio ambiente y la vida de la gente, pero los cultivos siguen creciendo.

     

    “Las acciones de reducción de la oferta causaron una duplicación de la deforestación, dispersaron los cultivos a zonas con mayor importancia ambiental, afectaron cultivos de alimentos, impactaron el ciclo biológico de fauna y flora, en particular el de insectos como las abejas y contaminaron fuentes de agua. Además, estas aspersiones se aplicaron sin protocolos de protección a la salud humana, lo que significó también una victimización de personas a las cuales el Estado aún no repara”, explicó Pedro Arenas, cofundador de la Corporación Viso Mutop.

     

    En la presentación ante esta Comisión de las Naciones Unidas se explicó que durante 21 años seguidos los territorios fueron fumigados con agroquímicos desde el aire en medio de una fuerte militarización terrestre, aspecto que aumentó durante la época del Plan Colombia. Así los cultivos de coca se trasladaron de un lugar a otro, llegando hasta resguardos Indígenas, parques naturales y territorios colectivos de comunidades negras. A pesar de aquellos programas, hoy existen más cultivos que hace 20 años.

    “Lo más preocupante es que encontramos un efecto perverso de esas políticas de drogas. Miles de familias fueron desplazadas de sus predios a causa de las aspersiones aéreas, por la pérdida de su seguridad alimentaria, por la quiebra de su economía campesina y por el conflicto armado”, reiteró Arenas.

     

    Desde Viso Mutop se refierieron además a la propuesta de incentivar a las familias campesinas para que abandonen los cultivos de coca para restaurar bosques.  “Se busca hacer acuerdos con 100 mil familias campesinas e indígenas que están en la frontera norte de nuestra Amazonía y pagarles un valor económico cada mes (600 dólares) durante los próximos 20 años. Esta iniciativa requiere presupuesto y ayuda internacional”, señaló.

     

    También se expuso ante la comunidad internacional la preocupación existente con el denominado mercado de bonos de carbono. “ Hay algunas firmas inescrupulosas dedicadas a comercializar los servicios que ofrece nuestra selva amazónica de captura de CO2 y algunas hacen estas transacciones económicas en las bolsas de valores más importantes del mundo, pero sobre la base de arrasar con los derechos de las familias indígenas y campesinas que habitan en estas zonas del país”, denunciaron desde la corporación.

     

    “Para que la coca no se instale en donde causa enorme daño ambiental, las políticas tendrían que abrir espacio a la regulación de la hoja y la cocaína. Pero como esto no es factible por ahora, debemos convivir con la coca reduciendo riesgos y daños, del cultivo y su procesamiento, así como reducir los daños de las políticas de drogas que afectan más a los ecosistemas y a las comunidades”, concluyó su presentación Pedro Arenas.

     

     

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