Se puede hacer más en terreno con las comunidades que quieren frenar la destrucción de bosques.

 

Al comenzar cada año, continúa la deforestación según los indicadores de alertas del IDEAM. En los tres primeros meses de 2020, por ejemplo, el país perdió 64.000 hectáreas de bosque según dicha entidad. Los alcaldes y gobernadores se manifiestan incapaces de detener la actividad de las motosierras.

Periódicamente, durante los meses de enero y febrero, varias organizaciones dedicadas a temas ambientales, así como medios de prensa y entidades territoriales despliegan mensajes contra la acelerada deforestación que se registra principalmente entre Caquetá, Meta y Guaviare. Este año, artistas y personajes influyentes, participan de una campaña de medios dirigida a quienes están talando la Amazonia, llamando la atención para pedir que cese la destrucción de bosques.

 En contravía de lo ordenado en la sentencia 4360 de 2018 que concedió derechos a la Amazonia, parece que las campañas informativas no bastan, puesto que una estrategia de apropiación de baldíos a gran escala, posterior acaparamiento de tierras, introducción de pastizales para un modelo de ganaderización extensiva sigue su curso en la región, aumentando el llamado “arco de deforestación” y corriendo la frontera agrícola cada vez más al sur del país, también en contrario del cierre de la frontera prevista en el Acuerdo de paz de 2016.